lunes, 27 de enero de 2014

Emisario del vacío (XII)


-¡Lo ha conseguido! -gritó Vega-. ¡Hemos salido! ¡Estamos fuera!
Uldir se dio cuenta de que también estaba gritando, y de que se le habían quedado dormidos los dedos por haberlos apretado con demasiada fuerza. Dio a Vega una palmada en la espalda, y un instante después descubrió aturdido que de alguna manera se había convertido en un abrazo.
Vega se dio cuenta también, y dio un paso atrás, evitando mirarle a los ojos.
-No nos dejemos llevar, ¿eh?
-Sí.
Uldir lanzó una mirada a Klin-Fa y Bey. Él estaba sentado, ahora, en una de las cosas con aspecto de silla, y Klin-Fa estaba de pie, con el rostro enrojecido, aliviada... y algo más. Una vez más, Uldir sintió movimiento en la Fuerza, algo tan grande que incluso sus sentidos disminuidos podían sentirlo.
Algo iba mal.
-¿Qué ha sido eso? -preguntó, sin pensárselo dos veces.
-¿Qué ha sido qué?
Algo en la Fuerza.
-Yo no he sentido nada.
Uldir la miró fijamente durante un momento.
-Supongo que me equivoqué –murmuró-. Debe haber sido simplemente el alivio.
-Por un instante, creí que la nave se haría trizas -dijo Bey-. Pero tengo que admitir que tu hombre lo ha conseguido...
-No podría haberlo logrado sin tu ayuda -dijo Uldir-. Gracias.
El Jedi sonrió débilmente.
-Tenía la esperanza de que funcionaría. Sentí que lo haría.
-Antes de que este festival del amor se nos vaya de las manos, deberíamos ver cómo está Vook -les recordó Vega.
-Yo... Oh, cierto. -Uldir sacó su comunicador-. Vook, ¿estás ahí?
-Aquí, capitán -respondió Vook con prontitud.
-¿Cuál es tu situación?
-No está mal. La nave enemiga se retiró hace unos momentos. Hemos recibido sólo daños menores. Veo que habéis hecho funcionar el transporte.
-Sip. Leaft lo está pilotando. ¿Puedes reunirte con nosotros?
-Sí, señor, os tengo en los visores. Distancia... 555.892 kilómetros.
-Haré que Leaft altere el curso para reunirse contigo.
-Muy bien, señor.
-Leaft, ¿has oído eso?
Pero no recibieron señal alguna del comunicador del dug.

***

-Jefe, déjalo -dijo Vega, con la voz más suave que nunca.
Uldir parpadeó, con la mirada perdida en las estrellas.
-Sólo han pasado un par de horas. Podía estar en cualquier lugar.
-Parece que el coralita en el que estaba despegó. Jefe... Uldir... es imposible que un coralita tenga la potencia necesaria para escapar del pozo de gravedad a esa distancia.
Uldir sintió que se le desencajaba la mandíbula.
-Debería haberlo hecho yo.
-Eso es una estupidez, y lo sabes. Consiguió hacer el trabajo. Probablemente habría ocurrido lo mismo con cualquiera de nosotros, con la diferencia de que si hubieras sido tú, me habría dejado a mí al mando. Eso no sería nada bueno en absoluto.
-Lo hiciste muy bien cuando estuviste al mando en el sistema Wayland.
-Tal vez, pero odié hacerlo. No me gusta el mando.
-¿En serio? -dijo Uldir, sintiendo mucho frío-. Bueno, a mí tampoco. Me gusta pilotar. Me gusta el trabajo. Pero ser responsable... -Se quedó sin aliento, luchando contra las lágrimas-. Soy responsable, Vega. Tengo que serlo. Yo estoy al mando. Yo nos traje hasta aquí.
-Leaft también era responsable. Él lo sabía. Todos lo sabemos. Vamos, jefe. ¿Es realmente el primer miembro de la tripulación que has perdido? ¿El primer amigo?
-No. No. Ni de lejos. Incluso tuve que matar a uno una vez... al menos yo pensaba que era mi amigo. Pero aquello fue elección suya. Leaft murió a causa de mis elecciones. -Se volvió hacia ella-. Y todas han sido equivocadas, ¿no es cierto? Cada decisión que he tomado desde que conocí a Klin-Fa Gi ha sido equivocada.
-No.
-¿Qué? Has estado en desacuerdo conmigo a cada paso del camino.
-Sí. Pero tienes razón, yo estaba equivocada. Lo de Leaft te ha afectado tanto que no has mirado lo que la Jedi encontró en Wayland. Es malo, y tenemos que detenerlo. Puede que no seamos capaces de hacerlo, pero si pasamos otra hora buscando a Leaft, es una hora menos que tenemos para hacer lo que podamos. ¿Quieres que la muerte de Leaft signifique algo? Entonces deja de compadecerte y ponnos en marcha.
-¿A dónde?
-A Thyferra. Han encontrado una manera de destruir el bacta... y algo peor.
Uldir se puso rígido.
-Bien -dijo, con cansancio-. Vamos. Pero cuando esto termine...
-Guárdatelo para cuando haya terminado, Jefe -dijo Vega.
-Vale. -Volvió la vista hacia el panorama estelar, donde su rotación estaba haciendo aparecer el agujero negro de nuevo a la vista-. Espero que doliera -susurró.
-¿Qué?
-No le gustaba la idea de marcharse sin sentir nada.
Ella asintió con la cabeza.
-Ese era Leaft.
Él se volvió para irse, y notó que los ojos de Vega reflejaban la luz del panel de control. Estaban brillando.

***

Aliviado de estar de vuelta a bordo del Suerte Innecesaria, Uldir encontró a Bey y Klin-Fa encorvados sobre algo que parecía una esfera con tentáculos cortos y rechonchos. Los tentáculos se retorcían ligeramente. En la superficie de la esfera en sí, extraños símbolos aparecían y desaparecían.
Klin-Fa levantó la mirada.
-Hola -dijo en voz baja-. ¿Estás bien?
-Estoy bien -respondió con brusquedad Uldir-. He establecido rumbo a Thyferra. Ahora dime por qué exactamente.
-¿La nave de esclavos?
-Vook lo está pilotando. Ha tenido el mismo problema que debió de tener Leaft, pero ha descubierto la manera de corregirlo. Cuando finalmente podamos contactar con alguien, les pediremos que se ocupen ellos de la nave. Ahora, dime, ¿qué tenéis ahí?
Bey habló.
-Lo que los yuuzhan vong encontraron en Wayland era una secuencia bioquímica de bacta. En algún momento el Emperador debió de haber estado considerando neutralizarlo, pero sus científicos nunca llegaron tan lejos. Los yuuzhan vong lo hicieron. -Señaló la pantalla-. Han desarrollado un agente, algo así como un virus. Ataca la planta alazhi de la que se obtiene el bacta.
-¿La mata?
-No, algo mucho más sutil. El virus los compuestos químicos activos y las bacterias presentes en la planta alazhi y luego queda latente. Absolutamente imperceptible, a menos que se sepa exactamente lo que se debe buscar. Permanece allí cuando se mezcla con kavam para producir bacta. Pero cuando el bacta se introduce en un sujeto vivo, se activa inadvertidamente. Es una especie de bomba de acción retardada. Unas semanas después del tratamiento de bacta, el sujeto cae muerto en pocas horas. Ya lo han probado en una amplia muestra de especies. No hay cura, y no se puede invertir el proceso. Una vez infectadas, las plantas alazhi transmiten el virus genéticamente. ¿Ves lo que esto significa?
Uldir asintió.
-Todo el mundo utiliza bacta. Llevamos tanto tiempo utilizándolo que ha reemplazado a la medicina más convencional.
-Exactamente. Si se hubieran salido con la suya sin que nadie lo supiera, imagina el número de heridos que habrían sido infectados.
-Millones, tal vez, si hubiera una nueva ofensiva yuuzhan vong -dijo Uldir.
-Y las pruebas apuntan a eso -agregó Vega.
-Sí, esto no es bueno -admitió Uldir-. ¿Cómo van a introducir el virus?
-Eso es un poco confuso -admitió Klin-Fa-. Pero por lo que tenemos aquí, mi mejor conjetura es que tendrán un agente operativo. El virus se propaga muy rápidamente. Si fuera introducido en una de las principales plantaciones de alazhi, infectaría todo el planeta en cuestión de días.
-Puede que ya lo hayan hecho -observó Vega.
-Puede que sí -concedió Klin-Fa-, pero no lo creo. Aquí hay un calendario. Parece que tenemos cerca de cuarenta horas.
-Podemos llegar a Thyferra en treinta -dijo Uldir-. Pero todavía tendremos que encontrar al agente que lleva el virus. Teniendo en cuenta la capacidad de los yuuzhan vong para disfrazarse... suena imposible.
-Empezaremos con las plantaciones más grandes, más céntricas -dijo Bey-. La única cosa buena acerca de no ser capaz de sentir a los yuuzhan vong en la Fuerza es que hace que sea más fácil distinguirlos cuando están disfrazados. Es como si no estuvieran ahí.
-Vale la pena intentarlo -dijo Uldir-. Mientras tanto, hagamos correr la voz. Si fracasamos, al menos sabrán que no deberán usar bacta a partir de ahora.
-La pérdida del bacta va a ser un golpe duro del que recuperarse, sobre todo en tiempos de guerra -señaló Vega.
-Es cierto -dijo Uldir-. Así que no dejemos que esto ocurra. Nosotros los detendremos. Conéctate en la hiperonda y la HoloRed. Que alguien sepa lo que está pasando. Necesitamos ayuda en esto, y si algo nos sucede, este secreto no puede morir con nosotros.
-Lo haré, jefe -respondió Vega.

***

-¿Estás ocupado?
Uldir apartó la mirada de los controles y vio a Klin-Fa de pie en la entrada del puente. Se estaba apartando el oscuro flequillo de los ojos, y sintió extraño en el pecho.
-¿Dónde está tu amigo? -preguntó.
-Durmiendo. Todavía no está en muy buena forma.
-¿Qué le ha pasado?
-No está seguro. Algo muy doloroso, es todo lo que recuerda.
-Bueno, así son los yuuzhan vong que todos conocemos y amamos. “La vida es dolor”. A veces pienso que tienen razón.
-La vida es un montón de cosas -dijo Klin-Fa-. El dolor es ciertamente una de ellas, pero no es la única que lo resuma todo. -Bajó la voz-. Lamento lo del dug.
-Su nombre era Leaft -dijo Uldir, con más dureza de lo que pretendía-. Y sí, yo también lo lamento.
-No ha sido en vano.
-Gracias, pero eso realmente no ayuda demasiado.
-Lo sé. Yo también perdí a un amigo. -Hizo una pausa-. Éramos tres, en un principio. Bey, yo, y Yabaley.
-Te escuché decir ese nombre allá en Bonadan. Cuando mataste al guerrero yuuzhan vong.
-Sí.
-Estabas furiosa.
-Era mi amigo. Él... -Su mirada se apartó, como si buscara el consejo de alguien que estuviera en la esquina-. Era más que un amigo, en realidad. Los yuuzhan vong lo mataron poco después de que fuéramos capturados. Lo torturaron hasta la muerte. Le sentí morir.
Uldir sintió que sus mejillas se ruborizaban de vergüenza.
-Lo siento. Yo sabía que...
-Sé lo que piensas. Allá en Wayland, dejaste claro que pensabas que me había pasado al lado oscuro.
Uldir asintió. Había estudiado en la academia Jedi del Maestro Skywalker, pero no había mostrado verdadero talento para la Fuerza. Aun así, a veces tenía cierta sensibilidad ante la Fuerza, y tenía una extraña clase de suerte que era difícil de atribuir a la mera casualidad.
-Sentí algo oscuro en Wayland –dijo-. Y en Bonadan. Pensé que eras tú.
-Wayland ha visto muchas cosas del lado oscuro. Yo también sentí sombras allí. En Bonadan... bueno, creo que aquella vez estuve cerca, Uldir. Lo sentí: el poder del lado oscuro, su atracción. Quería matarlos a todos. Pero me alejé de él.
-Me alegro de oír eso.
-Tú ayudaste.
-No veo cómo.
-Eres un tipo decente. Puede que no seas poderoso en la Fuerza, pero hay cosas más importantes que eso. Tienes muchas de ellas. Estaba empezando a volverme un poco loca. Donde quiera que fuera, todo el mundo que encontraba terminaba siendo estúpido o corrupto o un enemigo. Tú no. Yo... eh... Supongo que renovaste mi fe, o algo así.
-Me habría gustado que eso se hubiera traducido en confianza un poco antes -dijo Uldir.
-Estoy tratando de darte las gracias.
-Lo sé. Lo aprecio de veras. Yo sólo... -Frunció los labios con rabia-. ¿Por qué me besaste?
Ella abrió los ojos como platos, y luego se rió.
-Eso sí que ha sido inesperado. -Cruzó los brazos sobre su pecho-. Te besé porque me apetecía hacerlo.
-Porque soy un tipo decente.
-Por supuesto.
Uldir se puso de pie y dio un paso hacia ella. Ella pareció abrazarse a sí misma con más fuerza.
-¿Y si yo te besara?
Ella apartó la mirada.
-Eso no es una buena idea, en este momento. Bey...
-Claro -murmuró Uldir, dándose la vuelta.
-Si dejas que te lo explique...
-Estamos volviendo al espacio real -dijo Uldir-. Eso va a tener que esperar. Y de todos modos no me debes ninguna explicación.
Ella estaba empezando a decir algo más cuando las estrellas regresaron... las estrellas y algo más.
-¡Saliva de Sith! –jadeó Klin-Fa.
Uldir no dijo nada; simplemente aceleró el motor iónico al máximo e hizo girar la nave para evitar la fragata yuuzhan vong contra la que estaba a punto de estrellarse. Logró esquivarla a duras penas, pero el espacio estaba lleno de naves, fuego láser, y regueros de plasma.
-¿Qué está pasando? –dijo Vega, corriendo desde la parte posterior.
-Parece que hemos aparecido en medio de una batalla -gruñó Uldir, constatando lo obvio.
-¿Dónde estamos?
-En el sistema Yag'Dhul -respondió, mientras la nave se estremecía por el impacto de un proyectil de plasma-. Iba a trazar nuestro último salto desde aquí . Parece que el alto el fuego se ha roto. Estamos en guerra con los vong de nuevo.
-Yo diría que sí -dijo Vega, secamente. Lanzó a Klin-Fa una mirada desagradable-. Hazte a un lado, dulzura. Necesito el asiento del copiloto.
Klin-Fa se apartó en silencio.
-Calcula el último salto, antes de que nos frían -dijo Uldir.
-Estoy en ello -dijo Vega-. Yag'Dhul es un sistema complejo. Todas esas lunas. Al menos ya no tenemos que preocuparnos por el transporte.
-Cierto. -Habían dejado el transporte y los refugiados que iban a bordo en lo que Uldir esperaba que fuera espacio neutral, por temor a poder encontrarse en una situación como ésta.
Bueno, no como ésta. Lo que él temía era un interdictor o algo así, no toda una maldita flota.
Uldir abrió fuego con los cañones de proa y activó el intercomunicador.
-Leaft... -Entonces se detuvo en seco.
-Está bien, jefe -dijo Vega, sin levantar la vista-. Yo también me preguntaba por qué no estaba en la torreta.
Pero entonces la torreta empezó a disparar. No con la exactitud infalible de Leaft, pero un coralita explotó en pedazos incandescentes.
-¿Quién está ahí? -preguntó Uldir.
-Yo -respondió la voz de Klin-Fa.
-Bien hecho. Sigue así. Uuve, ¿cómo van las cosas?
Sistemas deteriorándose, se leyó en la pantalla traductora del droide astromecánico.
-Bueno, para no variar -murmuró Uldir, mientras una nave yuuzhan vong aparecía ante su vista. Más de cincuenta coralitas se separaron y salieron volando.
-¿Vega?
-Ya casi estamos -dijo ella, con aire ausente.
Los coralitas se separaron en varias formaciones de cuña. Uldir comenzó a preguntarse contra quién estaban peleando exactamente los yuuzhan vong: hasta el momento no había visto ninguna nave que no fuera enemiga.
Los coralitas se acercaron a distancia de tiro.
-Lo tengo, jefe. Puedes saltar.
Y saltó.

***

Su siguiente reversión sucedió completamente sin incidentes. Aparecieron a unos cientos de miles de clics de Thyferra; justo en el lugar, en términos galácticos.
-Todavía no hay noticias de Skywalker o de cualquier otra persona -le dijo Vega.
-No es de extrañar. Hay una guerra en curso.
Vega negó con la cabeza.
-Es más que eso. Me las arreglé para obtener un resumen de noticias de la HoloRed. Se ha ordenado el arresto del Maestro Skywalker. Ha huido de Coruscant y ha pasado a la clandestinidad.
Uldir silbó.
-Sabía que Borsk Fey'lya era estúpido, pero eso es realmente estúpido. ¿Cómo piensa la Nueva República que puede llegar a ganar esta guerra sin los Jedi?
-Los yuuzhan vong prometieron que si se les entregaban todos los Jedi, la guerra terminaría, ¿recuerdas?
-Sí, claro. Es por eso que mientras hablamos están tomando Yag'Dhul.
Una luz parpadeó en la consola.
-Los thyferranos preguntan qué venimos a hacer en su sistema.
Uldir suspiró.
-Díselo. Dales nuestro código de acceso de mayor prioridad. Si eso no funciona, continuamos sin ellos. No hay tiempo que perder. El operativo probablemente ya estará aquí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario