-Parece
que tu novia tenía razón después de todo -dijo Vega cuando Uldir entró en la
cabina-. Llega tarde, pero eso es sin duda un transporte yuuzhan vong.
-Grande
-gruñó Leaft, el cuarto miembro de la tripulación. El dug se rascó detrás de la
oreja con la mano de una de sus extremidades inferiores.
Uldir
asintió en silencio. Irregular, pero en forma de vagamente romboidal, el
transporte parecía medir medio kilómetro de largo. Al igual que todas las naves
yuuzhan vong, a Uldir le pareció una especie de criatura marina con mil patas,
a pesar de que no tenía extremidades a la vista.
-Pero
tripulación mínima -dijo Klin-Fa-. Yo estuve en uno igual. La mayor parte del
espacio está reservado para los prisioneros.
-¿Escolta?
-preguntó Uldir.
-Cuatro
coralitas -respondió Vega-. Nada que no podamos manejar.
-No
me gusta -dijo Uldir-. Parece demasiado fácil.
-¿Fácil?
-dijo Vega-. Tal vez si nuestro objetivo fuera hacerlo estallar en pedazos.
Pero nuestro objetivo es capturar esa cosa, ¿recuerdas? Sin matar a ese tal Bey
Gandan o a ninguno de los otros prisioneros.
-Sí
-convino Uldir-. Esa es la parte difícil. Pero Klin-Fa tiene una idea.
-¿Por
qué no me sorprende? -preguntó Vega.
-¿Seguir
su plan? -gruñó Leaft-. Antes preferiría ordeñar a un rancor.
-No
creo que los rancors produzcan leche -comentó Vook por el intercomunicador.
-Limítate
a escucharle -dijo Uldir-. ¿Klin-Fa?
La
Jedi asintió, se enfrentó desafiante a la mirada airada de Leaft, y luego se
aclaró la garganta.
-Cuando
estuve en Wayland, logré acceder a uno de los módulos de almacenamiento de
datos yuuzhan vong, lo que ellos llaman un qahsa.
Así fue como descubrí en qué nave estaría Bey y hacia dónde se dirigía. También
pude echar un vistazo al diseño estructural de la nave. El casco exterior no
tiene terminaciones nerviosas, pero el casco interno sí. Abre una brecha, y las
alarmas sonarán por todas partes.
-Está
bien -dijo Vega-. Ya sabíamos eso.
-Pero
hay algo que tal vez no sepáis. Cerca del dovin basal, los nervios del casco
interior se ven comprometidos.
-¿Comprometidos?
-dijo Uldir.
-Sí.
Los dovin basal son criaturas en sí mismos; no crecen como parte de la nave, sino
que son criados por separado y luego injertados. Pero no es una simbiosis perfecta:
la distorsión gravitatoria del dovin basal desensibiliza los racimos nerviosos
inmediatamente adyacentes al mismo. En las naves de guerra o en cualquier otra
nave donde es importante contar con una red táctil completa, los vong lo compensan
mediante la implantación, alrededor de los dovin basal, de biontes nerviosos
especiales que no se ven confundidos con la anomalía gravitatoria. En los
transportes de este tipo, no vale la pena el esfuerzo de realizar esa modificación
por una vulnerabilidad tan pequeña.
Leaft
pasó a rascarse la barbilla.
-Así
que hay un punto muerto en el que podemos romper el casco sin que se den
cuenta. Genial. ¿Qué significa eso?
-Significa
que el jefe está realmente l... -comenzó a decir Vega, pero luego advirtió la
mirada firme de Uldir-... está realmente seguro de que este plan va a funcionar
-terminó.
-Así
es -dijo Uldir-. Esto es lo que tengo en mente. ¿Vook? ¿Estás escuchando? Vas a
jugar un papel importante en esto.
***
Vook
observó cómo la nave yuuzhan vong se iba a cercando poco a poco. Activó el
comunicador.
-¡Os
lo he advertido! –exclamó-. No os acerquéis más.
-El
santo y terrible Yun Yuuzhan y todos los dioses saben que jamás estarás en
posición de darme órdenes -le informó Vintul Qat.
Entonces,
algo golpeó con fuerza el Suerte Innecesaria. Vook maldijo en durosiano.
-Tal
vez sin tu red de sensores no te diste cuenta de nuestra escolta -dijo el
comandante yuuzhan vong.
Vook
se permitió una leve sonrisa.
-Tal
vez en tu arrogancia no te diste cuenta de que mi nave está totalmente funcional.
Activó
los escudos, lanzó una salva de misiles de impacto, y dio potencia al motor
iónico.
-Uuve
-dijo al droide astromecánico sujeto a la unidad turboláser-. Destruye esos
coralitas. Yo me ocuparé del transporte.
Afirmativo, fue la respuesta del droide
desplazándose por el traductor.
-Esto
es una locura por tu parte -advirtió Vintul Qat-. ¿Qué te propones conseguir?
-Te
gustaría saberlo, ¿verdad? -dijo Vook, en voz baja. Pero, por el comunicador,
gritó-: ¡Por Duro! ¡Muerte a los yuuzhan vong!
***
-Ha
empezado -dijo Uldir, señalando los repentinos destellos de luz en medio de la
noche interestelar-. Klin-Fa, si no te importa, haz algo antes de comiencen a maniobrar.
No queremos estar junto al dovin basal cuando lo activen.
-Entendido.
La
hoja amarilla de la Jedi cobró vida entre destellos y comenzó rápidamente a
cortar el casco de coral yorik al que se habían atado. Leaft apartaba los
trozos conforme ella los iba cortando, enviándolos a la deriva en el espacio.
Pasaron
sólo unos minutos hasta que Uldir sintió la suave presión de la atmósfera que escapaba
por el agujero. Poco después era lo suficientemente grande como para que pudieran
entrar.
Uldir
asomó la cabeza al interior.
Al
igual que el exterior de la nave, el interior tenía el aspecto orgánico y
cultivado que procedía de ser en realidad orgánico y cultivado. Las paredes
brillaban con una pálida luz verde amarillenta, pero ante sus ojos la luz
empezó a desvanecerse conforme la frialdad absoluta del espacio mataba a la
criatura que creaba la luminiscencia.
Uldir
cruzó rápidamente la apertura.
-Daos
prisa –dijo-. Puede ser que no noten la brecha del casco, pero muy pronto se
darán cuenta de que están perdiendo aire.
-Lo
atribuirán a un impacto de láser -dijo Klin-Fa.
-Espero
que no dependamos de eso -gruñó Vega.
La
pseudo-gravedad empujó Uldir contra la cubierta, que -aunque biológica- ya estaba
congelada y más dura que la mayoría de los metales. Vio que se encontraban en
un largo pasillo que seguía la curva del casco exterior. En ambas direcciones,
unas membranas se estaban dilatando para cerrar la sección comprometida.
Eligió
el sello más cercano, a sólo unos tres metros de distancia, pero antes de que
pudiera alcanzarlo ya había completado su trabajo.
-¿Y
ahora qué? -gruñó Leaft.
-Puedo
cortarlo -dijo Klin-Fa.
-Claro
–dijo Vega, arrastrando las palabras-. Entonces, la siguiente sección se descomprime
y se sella, nos abrimos paso cortándola, y entonces la siguiente sección se descomprime...
No, de ese modo nunca se darán cuenta de que venimos.
-Mira
y aprende -dijo La Jedi. Con la punta de su arma, cortó una estrecha línea
horizontal a través del mamparo de emergencia. Luego dio un paso adelante y se
abrió paso entre la membrana flexible.
-Daos
prisa -dijo.
Uldir
pasó el último, y le resultó difícil, ya que la rendija tenía ahora sólo la
mitad del tamaño que cuando Klin-Fa la había cortado.
-Está
vivo, ¿recordáis? –dijo-. Se cura rápidamente. Ya no habrá más descompresión. No
sabrán que estamos aquí hasta que estemos cerca de nuestros destinos. Tal vez
ni siquiera entonces, si realmente están distraídos por la batalla de fuera.
Uldir
notó que el barómetro en su conjunto de muñeca registraba presión respirable. Levantó
la visera de la máscara de su traje de presión. Los demás hicieron lo mismo.
-¿Hacia
dónde, Klin-Fa?
Ella
señaló por el pasillo.
-Por
aquí.
Ahora
que habían abierto sus viseras, Uldir podía oler la nave. No era desagradable,
exactamente; un ligero olor a almizcle con toques de compuestos de yodo y
azufre. Las cosas bioluminiscentes aún estaban con vida en esta sección, y
aunque les proporcionaba luz suficiente para caminar, la oscuridad era
inquietante. Demasiadas sombras, y en cada una de ellas Uldir se imaginaba un
guerrero yuuzhan vong erizado de armas. Pero ninguna de las sombras se movía, y
el pasillo estaba en silencio salvo por el tenue roce de las ropas y el siseo
de sus respiraciones. Incluso sus pisadas eran silenciosas, ya que la cubierta
de esa zona –que también seguía viva- se flexionaba ligeramente bajo sus pies.
Klin-Fa pasó de largo junto a varios pasillos pequeños y, a continuación, se
detuvo en uno más grande.
-Esto
comunica con el conducto auxiliar –dijo-. Seguidlo hasta llegar a un gran pasillo
recto.
Desde
ahí podéis llegar hasta su puente.
-¿Hacia
dónde cuando lleguemos allí?
-A
la derecha. Creo.
-¿Crees?
-dijo Uldir.
-Hey,
nos he traído hasta aquí.
-De
acuerdo –suspiró-. Está bien. Vega, ve con ella para encontrar a los
prisioneros.
-Mira,
esta es otra parte del plan que no me gusta -dijo Vega-. Toda esta parte de
separarnos donde debo confiar en nuestra fiable amiga Jedi aquí presente. ¿Por
qué no vamos todos a apoderarnos del puente y luego nos preocupamos por los
prisioneros?
-Porque
los guardias los matarán en cuanto sepan que la nave ha sido capturada, por eso
-replicó Klin-Fa-. Además, los prisioneros pueden ayudarnos a combatir.
Especialmente Bey; él también es un Jedi, ¿recuerdas?
-Sí
-dijo Uldir-. Uno sin armas, luchando contra enemigos que no existen en la
Fuerza.
-Jefecillo,
¿estás de acuerdo con el plan o no? -preguntó Vega-. Yo recibo órdenes de ti,
no de ella.
-No,
ella tiene razón. Probablemente ejecutarán a los cautivos una vez que hayamos
tomado el puente, si no antes.
-Si
es que lo tomamos, y no nos quedamos aquí todo el día dándole a la lengua -dijo
Leaft.
-Cierto
-dijo Uldir-. Vamos, Leaft. Buena suerte a las dos.
-Espera
un momento -dijo Klin-Fa-. ¿Puedo tener unas palabras a solas contigo, capitán?
Uldir
notó que Vega arqueaba una ceja.
-¿Sobre
qué? -preguntó.
-¿A
solas?
-Puede
confiar en todos los que están aquí -respondió Uldir-. Yo confío en ellos. Así
que di lo que tengas que decir.
Klin-Fa
suspiró y se acercó un poco más.
-Está
bien, si es así como lo quieres... Sólo quería darte las gracias por confiar en
mí, eso es todo. Pase lo que pase.
Ella
estaba muy cerca. Todo lo que podía ver eran sus ojos. Podía notar su aliento
en el rostro, y sintió algo raro en el pecho.
Y
entonces ella lo besó. Fue sólo un toque rápido en los labios, pero casi hizo
que Uldir se desplomara en el suelo.
Luego
ella giró sobre sus talones y echó a andar por el pasillo.
-Venga
ya... -dijo Vega, con una mezcla de impaciencia y disgusto en la voz. Siguió a
la Jedi, sacudiendo la cabeza.
-Hey...
-comenzó a decir Uldir, pero las dos mujeres habían dado la vuelta y se habían perdido
de vista.
-Esa
es una de las cosas más repugnantes que he presenciado jamás -dijo Leaft-.
Gracias por arruinarme el resto del día. -Se estremeció-. Humanos.
-¡Hey,
yo no he hecho nada! -protestó Uldir.
-Claro.
Sólo te has quedado ahí quieto y te has dejado llevar.
Uldir
se rascó la cabeza.
-Sí.
Eso hice, ¿no?
-Vamos
-gruñó Leaft-. Ahora realmente tengo ganas de matar a alguien.
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