martes, 21 de enero de 2014

Emisario del vacío (IX)


-Parece que tu novia tenía razón después de todo -dijo Vega cuando Uldir entró en la cabina-. Llega tarde, pero eso es sin duda un transporte yuuzhan vong.
-Grande -gruñó Leaft, el cuarto miembro de la tripulación. El dug se rascó detrás de la oreja con la mano de una de sus extremidades inferiores.
Uldir asintió en silencio. Irregular, pero en forma de vagamente romboidal, el transporte parecía medir medio kilómetro de largo. Al igual que todas las naves yuuzhan vong, a Uldir le pareció una especie de criatura marina con mil patas, a pesar de que no tenía extremidades a la vista.
-Pero tripulación mínima -dijo Klin-Fa-. Yo estuve en uno igual. La mayor parte del espacio está reservado para los prisioneros.
-¿Escolta? -preguntó Uldir.
-Cuatro coralitas -respondió Vega-. Nada que no podamos manejar.
-No me gusta -dijo Uldir-. Parece demasiado fácil.
-¿Fácil? -dijo Vega-. Tal vez si nuestro objetivo fuera hacerlo estallar en pedazos. Pero nuestro objetivo es capturar esa cosa, ¿recuerdas? Sin matar a ese tal Bey Gandan o a ninguno de los otros prisioneros.
-Sí -convino Uldir-. Esa es la parte difícil. Pero Klin-Fa tiene una idea.
-¿Por qué no me sorprende? -preguntó Vega.
-¿Seguir su plan? -gruñó Leaft-. Antes preferiría ordeñar a un rancor.
-No creo que los rancors produzcan leche -comentó Vook por el intercomunicador.
-Limítate a escucharle -dijo Uldir-. ¿Klin-Fa?
La Jedi asintió, se enfrentó desafiante a la mirada airada de Leaft, y luego se aclaró la garganta.
-Cuando estuve en Wayland, logré acceder a uno de los módulos de almacenamiento de datos yuuzhan vong, lo que ellos llaman un qahsa. Así fue como descubrí en qué nave estaría Bey y hacia dónde se dirigía. También pude echar un vistazo al diseño estructural de la nave. El casco exterior no tiene terminaciones nerviosas, pero el casco interno sí. Abre una brecha, y las alarmas sonarán por todas partes.
-Está bien -dijo Vega-. Ya sabíamos eso.
-Pero hay algo que tal vez no sepáis. Cerca del dovin basal, los nervios del casco interior se ven comprometidos.
-¿Comprometidos? -dijo Uldir.
-Sí. Los dovin basal son criaturas en sí mismos; no crecen como parte de la nave, sino que son criados por separado y luego injertados. Pero no es una simbiosis perfecta: la distorsión gravitatoria del dovin basal desensibiliza los racimos nerviosos inmediatamente adyacentes al mismo. En las naves de guerra o en cualquier otra nave donde es importante contar con una red táctil completa, los vong lo compensan mediante la implantación, alrededor de los dovin basal, de biontes nerviosos especiales que no se ven confundidos con la anomalía gravitatoria. En los transportes de este tipo, no vale la pena el esfuerzo de realizar esa modificación por una vulnerabilidad tan pequeña.
Leaft pasó a rascarse la barbilla.
-Así que hay un punto muerto en el que podemos romper el casco sin que se den cuenta. Genial. ¿Qué significa eso?
-Significa que el jefe está realmente l... -comenzó a decir Vega, pero luego advirtió la mirada firme de Uldir-... está realmente seguro de que este plan va a funcionar -terminó.
-Así es -dijo Uldir-. Esto es lo que tengo en mente. ¿Vook? ¿Estás escuchando? Vas a jugar un papel importante en esto.

***

Vook observó cómo la nave yuuzhan vong se iba a cercando poco a poco. Activó el comunicador.
-¡Os lo he advertido! –exclamó-. No os acerquéis más.
-El santo y terrible Yun Yuuzhan y todos los dioses saben que jamás estarás en posición de darme órdenes -le informó Vintul Qat.
Entonces, algo golpeó con fuerza el Suerte Innecesaria. Vook maldijo en durosiano.
-Tal vez sin tu red de sensores no te diste cuenta de nuestra escolta -dijo el comandante yuuzhan vong.
Vook se permitió una leve sonrisa.
-Tal vez en tu arrogancia no te diste cuenta de que mi nave está totalmente funcional.
Activó los escudos, lanzó una salva de misiles de impacto, y dio potencia al motor iónico.
-Uuve -dijo al droide astromecánico sujeto a la unidad turboláser-. Destruye esos coralitas. Yo me ocuparé del transporte.
Afirmativo, fue la respuesta del droide desplazándose por el traductor.
-Esto es una locura por tu parte -advirtió Vintul Qat-. ¿Qué te propones conseguir?
-Te gustaría saberlo, ¿verdad? -dijo Vook, en voz baja. Pero, por el comunicador, gritó-: ¡Por Duro! ¡Muerte a los yuuzhan vong!

***

-Ha empezado -dijo Uldir, señalando los repentinos destellos de luz en medio de la noche interestelar-. Klin-Fa, si no te importa, haz algo antes de comiencen a maniobrar. No queremos estar junto al dovin basal cuando lo activen.
-Entendido.
La hoja amarilla de la Jedi cobró vida entre destellos y comenzó rápidamente a cortar el casco de coral yorik al que se habían atado. Leaft apartaba los trozos conforme ella los iba cortando, enviándolos a la deriva en el espacio.
Pasaron sólo unos minutos hasta que Uldir sintió la suave presión de la atmósfera que escapaba por el agujero. Poco después era lo suficientemente grande como para que pudieran entrar.
Uldir asomó la cabeza al interior.
Al igual que el exterior de la nave, el interior tenía el aspecto orgánico y cultivado que procedía de ser en realidad orgánico y cultivado. Las paredes brillaban con una pálida luz verde amarillenta, pero ante sus ojos la luz empezó a desvanecerse conforme la frialdad absoluta del espacio mataba a la criatura que creaba la luminiscencia.
Uldir cruzó rápidamente la apertura.
-Daos prisa –dijo-. Puede ser que no noten la brecha del casco, pero muy pronto se darán cuenta de que están perdiendo aire.
-Lo atribuirán a un impacto de láser -dijo Klin-Fa.
-Espero que no dependamos de eso -gruñó Vega.
La pseudo-gravedad empujó Uldir contra la cubierta, que -aunque biológica- ya estaba congelada y más dura que la mayoría de los metales. Vio que se encontraban en un largo pasillo que seguía la curva del casco exterior. En ambas direcciones, unas membranas se estaban dilatando para cerrar la sección comprometida.
Eligió el sello más cercano, a sólo unos tres metros de distancia, pero antes de que pudiera alcanzarlo ya había completado su trabajo.
-¿Y ahora qué? -gruñó Leaft.
-Puedo cortarlo -dijo Klin-Fa.
-Claro –dijo Vega, arrastrando las palabras-. Entonces, la siguiente sección se descomprime y se sella, nos abrimos paso cortándola, y entonces la siguiente sección se descomprime... No, de ese modo nunca se darán cuenta de que venimos.
-Mira y aprende -dijo La Jedi. Con la punta de su arma, cortó una estrecha línea horizontal a través del mamparo de emergencia. Luego dio un paso adelante y se abrió paso entre la membrana flexible.
-Daos prisa -dijo.
Uldir pasó el último, y le resultó difícil, ya que la rendija tenía ahora sólo la mitad del tamaño que cuando Klin-Fa la había cortado.
-Está vivo, ¿recordáis? –dijo-. Se cura rápidamente. Ya no habrá más descompresión. No sabrán que estamos aquí hasta que estemos cerca de nuestros destinos. Tal vez ni siquiera entonces, si realmente están distraídos por la batalla de fuera.
Uldir notó que el barómetro en su conjunto de muñeca registraba presión respirable. Levantó la visera de la máscara de su traje de presión. Los demás hicieron lo mismo.
-¿Hacia dónde, Klin-Fa?
Ella señaló por el pasillo.
-Por aquí.
Ahora que habían abierto sus viseras, Uldir podía oler la nave. No era desagradable, exactamente; un ligero olor a almizcle con toques de compuestos de yodo y azufre. Las cosas bioluminiscentes aún estaban con vida en esta sección, y aunque les proporcionaba luz suficiente para caminar, la oscuridad era inquietante. Demasiadas sombras, y en cada una de ellas Uldir se imaginaba un guerrero yuuzhan vong erizado de armas. Pero ninguna de las sombras se movía, y el pasillo estaba en silencio salvo por el tenue roce de las ropas y el siseo de sus respiraciones. Incluso sus pisadas eran silenciosas, ya que la cubierta de esa zona –que también seguía viva- se flexionaba ligeramente bajo sus pies. Klin-Fa pasó de largo junto a varios pasillos pequeños y, a continuación, se detuvo en uno más grande.
-Esto comunica con el conducto auxiliar –dijo-. Seguidlo hasta llegar a un gran pasillo recto.
Desde ahí podéis llegar hasta su puente.
-¿Hacia dónde cuando lleguemos allí?
-A la derecha. Creo.
-¿Crees? -dijo Uldir.
-Hey, nos he traído hasta aquí.
-De acuerdo –suspiró-. Está bien. Vega, ve con ella para encontrar a los prisioneros.
-Mira, esta es otra parte del plan que no me gusta -dijo Vega-. Toda esta parte de separarnos donde debo confiar en nuestra fiable amiga Jedi aquí presente. ¿Por qué no vamos todos a apoderarnos del puente y luego nos preocupamos por los prisioneros?
-Porque los guardias los matarán en cuanto sepan que la nave ha sido capturada, por eso -replicó Klin-Fa-. Además, los prisioneros pueden ayudarnos a combatir. Especialmente Bey; él también es un Jedi, ¿recuerdas?
-Sí -dijo Uldir-. Uno sin armas, luchando contra enemigos que no existen en la Fuerza.
-Jefecillo, ¿estás de acuerdo con el plan o no? -preguntó Vega-. Yo recibo órdenes de ti, no de ella.
-No, ella tiene razón. Probablemente ejecutarán a los cautivos una vez que hayamos tomado el puente, si no antes.
-Si es que lo tomamos, y no nos quedamos aquí todo el día dándole a la lengua -dijo Leaft.
-Cierto -dijo Uldir-. Vamos, Leaft. Buena suerte a las dos.
-Espera un momento -dijo Klin-Fa-. ¿Puedo tener unas palabras a solas contigo, capitán?
Uldir notó que Vega arqueaba una ceja.
-¿Sobre qué? -preguntó.
-¿A solas?
-Puede confiar en todos los que están aquí -respondió Uldir-. Yo confío en ellos. Así que di lo que tengas que decir.
Klin-Fa suspiró y se acercó un poco más.
-Está bien, si es así como lo quieres... Sólo quería darte las gracias por confiar en mí, eso es todo. Pase lo que pase.
Ella estaba muy cerca. Todo lo que podía ver eran sus ojos. Podía notar su aliento en el rostro, y sintió algo raro en el pecho.
Y entonces ella lo besó. Fue sólo un toque rápido en los labios, pero casi hizo que Uldir se desplomara en el suelo.
Luego ella giró sobre sus talones y echó a andar por el pasillo.
-Venga ya... -dijo Vega, con una mezcla de impaciencia y disgusto en la voz. Siguió a la Jedi, sacudiendo la cabeza.
-Hey... -comenzó a decir Uldir, pero las dos mujeres habían dado la vuelta y se habían perdido de vista.
-Esa es una de las cosas más repugnantes que he presenciado jamás -dijo Leaft-. Gracias por arruinarme el resto del día. -Se estremeció-. Humanos.
-¡Hey, yo no he hecho nada! -protestó Uldir.
-Claro. Sólo te has quedado ahí quieto y te has dejado llevar.
Uldir se rascó la cabeza.
-Sí. Eso hice, ¿no?
-Vamos -gruñó Leaft-. Ahora realmente tengo ganas de matar a alguien.

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