martes, 18 de marzo de 2014

Buena caza (I)

Buena caza
Christie Golden

La Maestra Jedi Jaina Solo se estremeció cuando la fría humedad del bosque cubierto de neblina atravesó su traje de vuelo.
-Necesitaba esto –dijo a Tenel Ka Djo-. Creo que me había acomodado demasiado en Shedu Maad.
-¿ te habías acomodado demasiado? –replicó con un bufido la Reina Madre hapana, también temblando ligeramente-. Trata de vivir en un palacio. Es difícil no ablandarse. Me alegro mucho de que sugirieras esto, Jaina.
Tenel Ka había traído a su hija Allana –que también era la sobrina de Jaina- a visitar el templo Jedi de Shedu Maad. Cuando Tenel Ka se lamentó de que hacía mucho tiempo que ella y Jaina no pasaban tiempo juntas, Jaina enseguida propuso que las tres hicieran una pequeña excursión... sin los guardias reales que habitualmente acompañaban a Tenel Ka a prácticamente cualquier parte. Allana, que estaba sentada junto a Anji, su nexu de mascota, sugirió una acampada en algún lugar en el que pudieran observar la vida salvaje. Jaina pensó en su difunto hermano gemelo, Jacen; en cómo, de niño, había amado tanto a los animales. Verdaderamente, al menos en ese aspecto, Allana había salido a su padre.
-Suena magnífico. ¿Dónde quieres ir, cielo? –había preguntado Jaina con cariño.
La respuesta realmente no debería haberle sorprendido.
-Quiero ir a algún sitio donde pueda enseñar a Anji a cazar.
Obviamente, Allana también había salido a su madre.
Se decidieron por Luuhar, uno de los muchos planetas escasamente explorados del vasto Cúmulo de Hapes. Con su amor por la belleza y la naturaleza, los hapanos habían dejado Luuhar aislado como una reserva donde los visitantes realmente podían “alejarse de todo lo demás”. Allana declaró que era la elección perfecta cuando supo que, con sus bosques milenarios, sus lloviznas y sus ríos caudalosos, el continente norte de Luuhar era similar al hábitat natal del nexu.
-No te preocupes, madre –dijo Allana mientras ella y Anji descendían por la rampa al esponjoso suelo de Luuhar-. ¡La acampada impedirá que nos ablandemos!
Aunque habían planeado acampar desde el principio, Jaina se encontró con que la idea de dormir a la intemperie con ese clima le resultaba ligeramente molesta. Instantáneamente, sintió frustración por tener ese pensamiento mezquino. Estaba... bueno, estaba molesta por estar molesta. Anji miraba ahora hacia la penumbra de los límites del bosque. Levantaba la cabeza y la movía hacia los lados ligeramente mientras olisqueaba lo que sin duda era todo un batiburrillo de nuevos aromas.
-Allana, ¿estás segura de que quieres hacerlo? –preguntó Tenel Ka-. Recuerda que las especies depredadoras suelen actuar de noche.
-Tenemos armas más que suficientes para protegernos –señaló Allana-. Podemos asegurarnos de que siempre haya alguien montando guardia.
-Haremos una cosa –dijo Jaina, preparándose mentalmente para la atípica resistencia de su sobrina-. Aún queda mucha luz de día antes de que tengamos que montar el campamento. Mientras tanto, Anji está rabiando por dar una vuelta. Así que vayamos a ver qué hay por ahí.
Allana hizo una serie de rápidas señales con la mano. Anji emitió un grito de complacida aprobación capaz de helar la sangre y salió corriendo hacia el bosque, abriendo la marcha. Allana le siguió, adoptando un trote rápido para no quedarse atrás.
Para el viaje, le habían quitado a Anji el bozal. Jaina nunca había visto a la nexu abrir tanto la boca, y de pronto quedó intranquila al ser consciente de la cantidad de dientes que tenía el animal... y de cómo, cuando se abrían por completo, esas mandíbulas podían engullir entera la cabeza de Allana.
¿En qué estoy pensando? ¡Anji nunca le haría daño a Allana! Adora a esa niña, y ya ha luchado en otras ocasiones por protegerla.
Irritada de nuevo por su nerviosismo, se echó al hombro su pequeña mochila con raciones para la excursión y artículos de primeros auxilios, preguntándose si este viaje había sido tan buena idea después de todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario