Casi una hora más tarde, Tinian estaba de pie junto
al hombro de Agapos, y Chen estaba junto a la estación del piloto. Todos se habían
puesto máscaras de oxígeno y botellas auxiliares. El indicador de la botella de
Chen ya brillaba en rojo.
Les había faltado muy poco –escalofriantemente
poco- cuando salieron del hiperespacio y se encontraron con una nave imperial justo
a su cola. Chen había realizado apresuradamente su segundo salto. Podrían aparecer
a años luz de distancia del Punto Tekra.
Coqueta había aislado los tanques de oxiagua. Chen
había tensado el tejido en un frasco de muestras, y luego entregó los tanques a
Agapos.
-Protegeos los oídos. -Agapos colocó boca abajo una
botella de recogida e introdujo los conectores.
Tinian retrocedió hasta el mamparo opuesto y apretó
ambas manos a los lados de la cabeza.
Entonces Agapos gritó. Las vibraciones ultrasónicas
resonaron por los mamparos elípticos. Tinian notó cómo su cuerpo vibraba y sus
mejillas enrojecían. Se sentía mareada. Chen gemía de dolor.
Agapos respiró hondo.
-¿Estáis bien?
De modo que era así como los habría matado. Chen
aulló.
-Estoy bien -replicó ella-. ¿Y tú?
-¿Funciona? -trinó Coqueta.
Agapos agitó la botella de recogida.
-De esta cantidad de oxiagua, esto es todo lo que
puedo conseguir. Sí. Otro regalo. Éste, de agradecimiento.
-Si estamos en camino -murmuró Tinian con
amargura-. Adelante.
Agapos abrió la boca como para dirigirse a ella de
nuevo, y luego sacudió la cabeza y se alejó.
Tinian se sujetó a su asiento.
***
Chen estaba dirigiendo la Wroshyr a una base de atraque cuando otra nave apareció en sus
sensores.
-¡Él otra vez! -gritó Tinian a través de su máscara
de oxígeno.
Chen soltó una mezcla de gruñido y ladrido.
-Prepárate para salir corriendo -advirtió a Agapos.
Él había estado hablando con ella mientras las botellas de recogida se vaciaban
de nuevo, protegiéndola del aburrimiento y el miedo. Él comprendía el dolor; su
compañera de unión también había muerto. Simpatizaba con su sueño recurrente de
correr frenéticamente, esquivando los disparos láser, sin atreverse a mirar
atrás. Y le había dejado algo en lo que pensar: "Tanto el amor como la
lealtad deben sostenerse mediante el sacrificio Hasta que podamos aprender a devolver
bien por mal, no habrá tranquilidad."
Poco práctico, pero ennoblecía su memoria de Daye.
A ella le habría gustado abrazar a Agapos, pero sus manos estaban ocupadas por
los controles de maniobra. Todavía estaba aprendiendo a pilotar este cubo
oxidado.
-¿Van a reequiparos? –preguntó Agapos.
-Están a la espera. -Chen explicó su necesidad y
las prisas.
La escotilla lateral sonó. Tinian desbloqueó el cierre.
-Adiós -dijo
por encima del hombro-. Buena suerte.
-Os doy las gracias...
La escotilla se abrió de golpe. Agapos saltó fuera
de la nave. Tres personas entraron de un salto. Chen ladró.
-Bajo la cubierta -tradujo Tinian-. Deprisa.
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