jueves, 7 de marzo de 2013

Venganza en el Venganza

Venganza en el Venganza
Peter Schweighofer

Sólo una hora más o menos, y Golthan estará muerto.
Muy por encima de Wroona, Dirk Harkness y Jai Raventhorn se asomaron a la ventanilla de su lanzadera de transporte para mirar el Venganza, el Destructor Estelar Imperial que se encontraba atracado ese momento en el único muelle estelar para naves capitales de Wroona. Marcas de explosiones podían verse en algunas partes del Destructor Estelar, y algunas secciones estaban oscurecidas por completo. Una hueste de mecánicos con trajes energizados flotaba alrededor de la nave, tratando de llevar a cabo las reparaciones de los daños causados por el último contrato de la nave con fuerzas de la Nueva República.
Jai sopesó la bolsa del equipo por encima de su hombro mientras ella se movía inquieta en su uniforme de técnico del puerto estelar. Se ajustó la gorra con inquietud, con el pelo recogido debajo de ella. Harkness cogió su maletín de herramientas para naves espaciales, mirando casualmente a los demás técnicos del puerto estelar a bordo de la lanzadera. Volvió a mirar con su único ojo al Venganza. Golthan está a bordo de esa nave, pensó Dirk. Ahora es el momento de cobrarnos nuestra venganza.
Durante meses después de la Batalla de Endor, el Asesor Imperial Bregius Golthan y sus espías habían tratado de evitar que Harkness y su equipo obtuvieran información sobre el Imperio que se desmoronaba. Incluso habían capturado una vez a Harkness, lo torturaron, le cegaron el ojo izquierdo... pero sus amigos de los Perros Negros lo habían rescatado justo a tiempo. Ahora Dirk estaba decidido a hacer que Golthan lamentara toda la miseria que había infligido...
-¿Hey, te sientes bien? -le preguntó Jai, notando la mirada perdida en la cara de Dirk. Él parpadeó antes de apartar la mirada y asintió. Jai miró por la ventana mientras se acercaban al gigantesco Destructor Estelar, con la esperanza de que su contacto a bordo del Venganza lo hubiera preparado todo para su distracción. Se ajustó la bolsa de equipo sobre el hombro, con cuidado de no presionar las cinco cargas de potente explosivo que tenía allí ocultas.
Una vez que el transbordador hubo atracado, Jai y Dirk se calaron sus gorras de técnico y marcharon con el resto de mecánicos de naves estelares pasando junto a las tropas de asalto que patrullaban el hangar de atraque del Venganza. Dirk deslizó su mano en un bolsillo abultado y presionó el botón del pequeño transmisor. En algún lugar del puente, los cables de los sistemas sensores comenzarían a arder hasta que...
-¿Hay algún técnico de sensores? –preguntó un oficial imperial al grupo que salía de la lanzadera-. El puente informa que los sensores de seguimiento principales acaban de estallar.
-Nosotros estamos cualificados -dijo Jai, mostrando su identiplaca falsa-. Nos ocuparemos de eso de inmediato.
Dirk se estremeció y se contuvo mientras se ordenaba a dos soldados de asalto que los escoltasen hasta el puente.

***

Tru'eb Cholakk, Platt Okeefe y Starter se encontraban juntos en la bahía de atraque del puerto estelar de Wroona, estrechándose las manos. Sus naves, la Estrella Luudriana, el Última Oportunidad y el Ala-X de Starter, esperaban pacientemente cerca.
-Allá vamos -dijo Platt-. Desde luego, espero que Jai y Dirk sepan lo que están haciendo.
-Vaya, ojalá pudiera haber ido yo -dijo Starter-. Apuesto a que sería una gran historia...
-Ya hemos escuchado suficientes cuentos -dijo Tru'eb, sonriendo a Starter-. Ahora es el momento de que nosotros mismos forjemos algunas leyendas.
-Sólo recordad -dijo Platt-: Todo lo que tenemos que hacer es permanecer en patrones de aproximación y despegue de Wroona hasta que el puente de ese Destructor Estelar estalle, y entonces podemos acercarnos a toda velocidad para terminar el trabajo y asegurarnos de que esos dos consiguen salir sanos y salvos.
-¿Crees que Harkness intentará alguna de sus escenas de acción? -preguntó Starter.
-El dominio de sí mismo no es exactamente una de las cualidades redentoras de Dirk -observó Tru'eb.
-Harkness odia a Golthan tanto como el resto de nosotros -dijo Platt-. Él sólo quiere poner Golthan fuera de la circulación. Eso hará mucho más fácil la vida para nosotros y la Nueva República. Pero aquí abajo charlando no hacemos nada de provecho, así que subamos allí y hagamos algo de daño.

***

-¿Ustedes son los especialistas en sensores? -preguntó el oficial de puente.
Jai asintió.
-Sólo muéstrenos dónde ir a trabajar. -Trató de no mirar hacia el pozo de tripulación, donde sabía que habían sido saboteados los sensores, muy cerca de ese panel cerca del mamparo exterior. El puente entero estaba lleno de otros oficiales, técnicos y unos pocos guardias de seguridad. Su escolta de soldados de asalto de la bahía de atraque todavía estaba alrededor, también. Esto no iba a ser fácil.
-Allá arriba, pozo de tripulación de estribor, justo al frente -dijo el oficial, señalando el foso de tripulación y los ventanales panorámicos de transpariacero. Miró a Harkness mientras ambos pasaban junto a él, y luego se dirigió a informar al Asesor Golthan acerca de las reparaciones.
Dirk y Jai retiraron rápidamente los paneles de control del sensor, arrancando matas de cables fundidos.
-Parece que hay algún daño interno más abajo, cerca de los circuitos de control -dijo Harkness para el efecto. Los pocos técnicos y oficiales a su alrededor no parecieron inmutarse. Los soldados de asalto estaban interesados en algún tipo de actividad que tenía lugar fuera del ventanal-. ¿Quieres ir allí y comprobarlo?
-No hay problema.
Jai guiñó un ojo a Harkness mientras tomaba con cuidado su bolsa de equipo y maniobraba para entrar en el área de acceso tras los controles.
Harkness continuó "reparando" el daño mientras Jai gateaba por la caja del sensor hasta el pasadizo de acceso que había más allá. Empujando ante ella su bolsa de equipo, pronto llegó a la zona más próxima al tabique exterior. Jai programó cada una de las cinco cargas para que estallasen, organizándolas para que abrieran un boquete a través del tabique.
-No tenemos mucho tiempo -susurró Jai a Dirk mientras salía de la caja del sensor. Harkness reemplazó varios fusibles y placas de circuitería, y a continuación volvió a colocar los paneles de control del sensor en su lugar.
-Hemos terminado -dijo, empacando sus herramientas en la caja. Los dos salieron del foso de tripulación justo cuando el oficial de puente se acercó a ellos para informarse-. Los sensores delanteros funcionan de nuevo, teniente -informó Dirk. El oficial le miró con recelo nuevamente... Probablemente el parche en el ojo, pensó Harkness.
-Bien -resopló el teniente-. Reúnanse con el grupo de trabajo 12... están trabajando en los sistemas de control del hipermotor.
Conforme Dirk Jai y se alejaban del foso de tripulación, comenzaron a pensar en maneras para deshacerse de su escolta de soldados de asalto. La pareja no podía bajar a trabajar en el hipermotor... tenían que llegar a la bahía de aterrizaje donde Platt se reuniría con ellos después de que los explosivos estallasen.
Los dos estaban casi en los turboascensores cuando la puerta de una cámara lateral se abrió deslizándose.
-Nos encargaremos directamente de este asunto, cazarrecompensas Beylyssa -dijo el corpulento esqueleto vestido con ornamentadas túnicas imperiales-. Quiero a Harkness y todos sus Perros Negros eliminados antes de actuar contra Sluis Van.
Las dos figuras que salían de la cámara casi chocaron contra las dos figuras que pasaban por la puerta.
-Mirad por dónde vais, técnicos incompetentes -ladró el alto Asesor Imperial.
Dirk miró el delgado rostro de Bregius Golthan. Jai miró hacia arriba y vio su propio reflejo en la pulida placa frontal de Beylyssa. Cuatro caras del pasado quedaron aturdidas por un momento. Golthan rompió el silencio.
-¡Estúpidos! –gritó-. ¡Son ellos, los Perros Negros! ¡Matadlos inmediatamente!
Dirk agarró a uno de los soldados de asalto de su escolta, lo hizo girar y lo empujó contra Golthan y Beylyssa. Jai tumbó a su soldado de asalto de una patada y rápidamente recuperó su bláster pesado. Antes de que otros soldados del puente pudieran disparar, ella se dirigió hacia el turboascensor, derramando una lluvia mortal de fuego bláster. Saltaron chispas de los paneles de control y dos soldados cayeron, heridos, en el pozo de tripulación de estribor.
-¡Harkness, vamos! –exclamó Jai-. Este no es momento para vengarse.
Pero Dirk ya había sujetado a Golthan en tierra, y el cuchillo de la funda de su bota estaba a punto de cortar el ojo del Asesor Imperial. Una dura bota surgida de la nada hizo retroceder a Harkness. Se apartó rodando justo cuando Beylyssa barría la cubierta con su rifle desintegrador. Dirk le tiró el cuchillo, pero la armadura de la cazarrecompensas lo desvió. Trató de hacerse con una de las pistolas bláster de los soldados de asalto que yacían sin usar en la cubierta, pero Golthan extendió la mano y le agarró la pierna. Harkness levantó la vista para ver cómo Beylyssa centraba el visor de su bláster en él.
Jai corrió gritando hacia Beylyssa, con su pistola lanzando fuego, golpeando paneles de control, a Golthan, y a la cazadora de recompensas. El bláster de Beylyssa se disparó solo, lanzando disparos perdidos en todas direcciones. Pero para cuando Jai cayó sobre su adversaria cazadora de recompensas, Harkness estaba tirado en el suelo, con disparos de bláster humeantes en el hombro y el estómago.
-Tenemos que salir de aquí -dijo Jai, manteniendo sus ojos en Beylyssa, que estaba tendida boca abajo cerca, gravemente herida.
Harkness abrió un ojo y sonrió, algo que Jai nunca había visto. Se dio cuenta de que Golthan estaba muerto junto a él, con su cuello largo y delgado partido.
-Sólo dame un bláster -dijo Dirk.
El turboascensor finalmente llegó y su puerta se deslizó a un lado para revelar un pelotón de soldados de asalto listos para la batalla. Dirk abrió fuego mientras Jai tiraba de él al interior de la habitación de la que habían salido Golthan y Beylyssa: los aposentos privados de Golthan. Los dos se pusieron a cubierto a ambos lados de la puerta y comenzaron a disparar a los soldados de asalto y los oficiales de puente que les devolvían el fuego.
Dirk se volvió a Jai.
-Bueno, se acabó –dijo-. No hay forma de que salgamos del puente antes de que todo este lugar salga volando.
-Bonito pensamiento -espetó Jai. Miró a su alrededor, a los aposentos, y entonces advirtió la escotilla contra una pared-. Olvídate ahora mismo de morir y mantén ocupadas a las tropas de asalto.
Dirk continuó disparando mientras Jai lo arrastraba hasta la escotilla. Más fuego de bláster irrumpió en la habitación cuando los soldados de asalto llegaron a la puerta. Dirk recibió otro disparo, pero Jai siguió arrastrándolo hacia la escotilla. Justo acababa de abrirla cuando el explosivo estalló.

***

Platt, Tru'eb y Starter habían comenzado su ataque al Venganza tan pronto como la larga llama entró en erupción desde el puente del Destructor Estelar. Tru'eb había pilotado su carguero primero hacia la estructura del muelle estelar, destrozando los emplazamientos turboláser con sus cañones de impulsión de masa. Starter se había acercado después con su ala-X, desgarrando con sus torpedos de protones el casco del Destructor Estelar. Pero Platt había volado con cuidado debajo de la nave gigante, maniobrando hacia la bahía de atraque.
Esperó demasiado tiempo. Ya hacía cinco minutos que la explosión había desgarrado el puente, y el Venganza ya se estaba escorando en el muelle estelar, destrozándolo lentamente. Platt apuntó a los pocos grupos de soldados de asalto que se dirigían a su nave, haciéndolos picadillo junto con parte de la cubierta del hangar con las armas de su nave.
Una explosión en el techo por encima de la bahía soltó un bastidor de cazas TIE: se estrelló contra la cubierta, y cada caza estalló como una bomba.
-Por los pelos -se dijo Platt a sí misma. Jai y Dirk no estaban por ningún lado. Un instante más, y toda la bahía saldría volando.
El rostro de Platt se torció en una mueca de disgusto. Si no abandonaba ya a sus amigos, ella sería parte de los restos del destructor estelar un minuto más tarde. Después de escanear el hangar una vez más, activó los motores iónicos del Última Oportunidad, alejándose de la bahía. Detrás de ella, el Venganza se retorcía sobre sí mismo, con pequeños incendios brotando en distintos lugares del casco. La nave que había acosado a los Perros Negros y a la Nueva República era ahora un casco de metal inútil. El Venganza había muerto. Y con él, pensó Platt, Dirk y Jai también.

***

La explosión había sido mayor de lo que Jai había previsto. Fue tan potente que los había empujado a ambos a cápsula de escape privada de Golthan antes de despresurizar toda la cubierta del puente. Por suerte, el sello de la escotilla de la cápsula y los controles de eyección no se habían atascado.
Jai se limpió un poco el hollín de su cara, y luego miró a Dirk. Estaba acurrucado junto a ella en la estrecha cápsula. Jai utilizó parte de su uniforme de técnico hecho jirones para tratar y atender sus diversas heridas y quemaduras, pero esa clase de primeros auxilios no era su especialidad. Harkness todavía estaba caliente, sin embargo, así que no estaba muerto.
Jai se liberó el cabello, soltando el moño que había escondido debajo de la gorra de técnico y dejó que fluyera. Se pasó una vez los dedos por el pelo para desenredarlo, y luego comenzó a buscar un medipac en los compartimientos de la cápsula de escape.
A través de la pequeña ventana observó al Venganza, su casco torcido y moribundo alejándose cada vez más conforme la vaina recorría su camino de regreso a Wroona.
-Si alguna vez regresamos, esta va a ser una historia espectacular -dijo.

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