martes, 12 de marzo de 2013

Para luchar otro día (III)


Cuando la escotilla se abrió, Tinian reconoció al droide de protocolo que los había recibido en los muelles. El mismo goterón asimétrico de grasa goteaba de su perno de restricción en mitad del pecho.
-Una Poot ha accedido a reunirse con ustedes. Síganme.
Cheeve había extraído las piezas de la armadura de soldado de asalto modificada de Tinian, ocultas en el interior de su TecladoBase, de Redd Copo de Metal y de la viola de fondo de Yccakic. Portando su cargamento, siguieron al droide a las profundidades de Estación Plata.
La "sala de recepción" de Una Poot parecía un comedor; había mesas frente a frente, de pared a pared. La vieja arpía estaba sentada a la cabecera de una mesa. Madejas de pelo gris colgaban sobre sus hombros. Llevaba una túnica verde y un viejo par de pantalones negros arremangados en su parte superior. Tal vez hubieran formado parte de las pertenencias de alguna persona más grande.
-Cheeve -exclamó ella con voz ronca-. Me gustaría tener tiempo para charlar, pero no lo tengo. ¿Qué es lo que crees que me puede resultar útil?
-Esta es Tinian I'att -dijo Cheeve con tranquilidad-. Ella tiene... díselo tú, Tinian.
Tinian relató su historia. En el momento apropiado, Yccakic mostró la vital pareja de circuitos electrónicos de contrabando.
-Yo sólo espero que alguien pueda usarlos contra el Imperio -finalizó Tinian.
-Una armadura personalizada no es barata -espetó Una Poot-. La mayoría de las tropas de la resistencia no puede permitirse ninguna armadura. ¿Cuál es tu precio?
-Usted no lo entiende. Se lo estoy dando. Tendrá que analizarlas, y...
-Todo el mundo tiene su precio. Si no te pago, vendrás a por mí más tarde.
Tinian lo pensó.
-Bueno, hay un favor que podría hacerme.
-Ja. Siempre hay un precio. Te lo dije. ¿Cuál es ese favor?
-Cuando era una niña...
-Todavía eres una niña.
Tinian se sonrojó. El dolor y la pérdida la habían hecho madurar. ¿Acaso no se notaba?
-Yo tenía un guardaespaldas wookiee que murió ayudándome a escapar de los imperiales. Me gustaría encontrar a algún pariente suyo, para asegurarme de que la memoria de Wrrl sea honrada. Eso significaría mucho para él.
Una Poot mostró una media sonrisa.
-Ese es un favor inusual, señorita. Pensaré en ello, si tengo tiempo. Debe de ser agradable ser lo suficientemente rico como para tener guardaespaldas.
-Lo era -admitió con humildad Tinian-. Sólo he empezado a darme cuenta de lo agradable que era.
-Bien -cacareó Una Poot-. Cuanto más te haya arrebatado el Imperio, más fuerte lucharás.
Tinian miró a la anciana.
-En ese caso, están en problemas. Mataron a mi familia ante mi vista.
Los ojos de Una Poot se oscurecieron.
-Hay mucho más detrás de ese dolor en tus ojos que tu familia o un guardaespaldas, muchacha. ¿Cómo era él?
¿Él? ¿Cómo lo había adivinado la anciana? Tinian se imaginó a Daye en su mente: pelo oscuro, un gentil rostro alargado, y ese extraño trazo gris en el centro de una ceja.
-Era brillante -recordó Tinian-. Muy trabajador. Y... Nunca le dije a nadie sobre esto en Druckenwell, pero ahora está muerto, así que no puede hacerle daño, ¿verdad?
-¿Qué no puede hacerle daño? Vamos, chica. No tengo tiempo para jugar a las adivinanzas.
-Era sensible a la Fuerza. Leía perfectamente a las personas. Yo incluida. Tenía un espíritu generoso. Siempre trataba de complacer.
Una Poot frunció el ceño.
-Parece que el Imperio te ha convertido en su enemiga, señorita. Avisaré a los barcos atracados aquí y veré si alguien sabe quién podría ser pariente de ese guardaespaldas tuyo. ¿Cuál era su nombre? ¿Wrr?
-Wrrl. Abreviatura de Wrrlevgebev.
-Wrrlevgebev -repitió Una Poot-. Pero no trates de contactarme. Yo contactaré contigo. Ah, y gracias por los circuitos electrónicos. Es una posibilidad remota, pero...
-Lo entiendo -dijo Tinian.

***

Una Poot se quedó mirando a Cheeve y a la niña rica refugiada que había adoptado. ¿La tecnología que habían traído? Equipamiento estrambótico para unidades uniformadas adineradas. Ahora bien, si hubieran podido resucitar al amorcito sensible a la Fuerza de Tinian, eso podría haberle resuelto una crisis. Una necesitaba encontrar a alguien sensible, como lo había sido su primer hombre, Drogue. Sus carabinas bláster debían llegar a las personas adecuadas en Monor. Era un sistema difícil para negociar.
Pero Drogue llevaba 30 años muerto, y evidentemente éste se había ido, también.
Y ella nunca había rechazado una ganancia inesperada. Arrojó las contribuciones de Cheeve en una caja, y luego tomó su comunicador. Un wookiee estacionado en Plata conocía a todos los clanes. Podía pagar esas piezas con sólo hacer una llamada.
Pulsó el comunicador.

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